La tecnología ¿aliada o enemiga?

La tecnología ¿aliada o enemiga?

Como padres, representantes, incluso hasta como jóvenes, siempre nos hemos preguntado si toda esta revolución tecnológica que existe en pleno siglo 21 es “buena” o “mala”, la respuesta a esto, depende del uso que se le de.

 

Los avances tecnológicos cada vez son más significativos y en vista de estos la sociedad se ha tenido que amoldar a ellos  y crecer a ritmos acelerados. Quizás para esa generación nacida entre principios del siglo 20 y mitad del mismo, el choque tecnológico sea impactante; pero no sentirán mayor atracción por ser usuarios activos de ellas.

 

Ahora, el panorama cambia con aquellos nacidos entre finales del siglo 20 y principios del 21, estos nacieron en pleno apogeo tecnológico, por lo tanto, utilizar las nuevas tecnologías para ellos no supone ningún tipo de reto. Esta ventaja tecnológica ha sido la base de las nuevas generaciones. Has la prueba, préstale un teléfono inteligente a un niño pequeño y te darás cuenta con la rapidez que lo utiliza.

 

Esto es una muestra clara de la facilidad tecnológica con la que nacen los “niños de ahora”, ellos ya vienen al mundo como con una especie de chip integrado que les permite desenvolverse en este ambiente con mayor destreza. Esto se debe a que desde el momento de su nacimiento están rodeados de tecnología, y hay que recordar que los niños son como una “esponja”, al estar rodeados de estos aparatos y “bombardeados” de contenido audiovisual, el resultado será el ya antes mencionado.

 

Sin embargo, esto ha sido el causante de múltiples problemas a nivel generacional, es decir, muchos padres que aún no están familiarizados con el gran impacto que puede causar la tecnología en sus hijos. Es decir, a los niños hay que dejarlos vivir sus etapas, y no apresurarlos porque la sociedad lo imponga. Muchos representantes caen en el error de que en los primeros años de su hijo o hija le regalen celulares, videojuegos, tablets, laptops, entre otros. La justificación de muchos: “se lo compramos porque sus amigos también los tienen” o “queremos ser unos padres modernos y que nuestro hijo esté actualizado”.

 

A los niños hay que dejarlos vivir cada etapa, enseñarlos a vivir su propio ritmo, no con esto se quiere decir que hay que aislarlos tecnológicamente, pero sí dedicarles el tiempo que requieren; en vez de llenarlos de artefactos hay que jugar con ellos en el parque, inculcarles hábitos de lectura, enseñarles el valor del respeto, la tolerancia y la empatía, en pocas palabras, invertir tiempo en ellos como seres humanos, colocarlos a ver dibujos animados, pero no en exceso, y paulatinamente introducir la tecnología a sus vidas. De esta manera, estaremos construyendo una mejor sociedad, más amable, más consciente y más alejada de los peligros cibernéticos y tecnológicos que día a día salen a relucir.

Gustavo Aguilar

La importancia de las políticas públicas educomunicativas

La importancia de las políticas públicas educomunicativas

Los mensajes audiovisuales, provenientes de medios de comunicación y de las redes sociales tienen una alta potencia modeladora en la conducta y en diferentes tipos de hábitos, de la población joven de nuestra región. 

 

Los jóvenes frente a los medios, pero muy especialmente ante la red están desprotegidos. Pueden acceder a infinidad de contenidos sin control parental. Las consecuencias de esta situación son temas como adicciones de consumo, desprotección frente a la manipulación por terceros,  temas como grooming, retos, pedofilia, sexting, o manipulación (política o comercial), impacto en los hábitos de estudio y hasta impactos en su sociabilización.

 

Adicionalmente, la influencia mediática que puede ser ejercida por los medios de comunicación y por las redes sociales tiene el poder  de orquestar cambios en el orden social imperante. 

 

De allí la importancia que los Estados de la región diseñen y ejecuten políticas públicas educomunicativas que apoyen la protección y la formación mediática de nuestros adultos del futuro. La alfabetización mediática es un requerimiento necesario en un mundo cruzado por el influjo de los impactos mediáticos.

Eduardo Caballero Ardila

La educomunicación y la generación alfa

La educomunicación y la generación alfa

Según el Parlamento Europeo (2008) la educomunicación es “La capacidad para comprender y valorar críticamente los diversos aspectos de los distintos medios de comunicación, consiguiendo filtrar certeramente la información recibida a través del torrente de datos e imágenes.” Intentar llevar este concepto a una primaria, hablarlo con niños de 10 y 11 años, es mucho más fácil de lo que parece.

 

La generación alfa, los niños que nacieron a partir del 2010, son quienes verdaderamente son 100% tecnológicos, su vocabulario contiene palabras como: flamers, trolles, pro; son consientes del grooming, e incluso muchos aspiran ser cada día más responsables prosumidores para así conocer como funciona el internet. Es sorprendente.

 

Con respecto a los challenges y el FOMO (Fear of Missing Out, que significa miedo a perderse de algo, o quedarse por fuera) destacan quienes a tan corta edad opinan que prefieren ser rechazados y vivir, a ser amados y morir al seguir tendencias que los ponen en peligro a ellos y a sus amigos; otros tienen opiniones aún más profundas al decir que pecan más quienes crean los retos, por poner en riesgo a otros solo por llegar a ser virales.

 

La generación alfa, quieren ser YouTubers y pro gamers sí, cosas que los adultos que los escuchamos muchas veces no entendemos; su forma de ver el mundo está condicionado por lo que conocen a través de las pantallas, pero es precisamente por eso que están diseñados para discernir la intención detrás de esos mensajes audiovisuales, son extremadamente capaces de percibir el peligro y son altamente empáticos, en especial con quienes diferentes a ellos.

 

Adultos significativos: hablemos libremente, los alfa escucharán.